lunes, 8 de abril de 2013

¿Por qué afinamos la nota La a 440 Hertzios?


   Aquí os dejo un interesante artículo del Maestro Navarro Lara, en el cual nos expone y nos hace pensar sobre por qué afinamos con una determinada nota, a una determinada medida.

http://www.direccionorquestal.com/2013/03/porque-afinamos-la-nota-la-440-hertzios.html


jueves, 7 de marzo de 2013

Fonoteca para Banda

A través de este enlace podemos escuchar obras muy interesantes del repertorio bandístico actual:

http://fonotecabanda.blogspot.com.es/

domingo, 24 de febrero de 2013


II Certamen de Marchas Procesionales de Alquife

Dicho evento tendrá lugar el próximo domingo, día 3 de marzo, en Alquife. Se cuenta con distintas bandas de la provincia de Granada.

Como ya hemos referido en otras ocasiones, nuestra Banda de Cájar-Monachil está hermanada con la Banda de Música de Montefrío, bajo el nombre de BANDA DE MÚSICA “SIERRA NEVADA”. Este año debuta en el repertorio cofrade en dicho Certamen.

Compartimos Cartel con la Banda Municipal de Música “Valle del Zalabí”, Asociación Músico-Juvenil Jerezana, y con la Banda Municipal de Alquife, organizadora de dicho evento.

El acto tendrá lugar en el Edificio “Blas Infante” de Alquife, a las 12:00 horas.

Invitamos a todos nuestros/as vecinos/as a que vengan a compartir con nosotros una armoniosa mañana de domingo a tan encantador paraje.



miércoles, 20 de febrero de 2013

Profesor<=>Director


¿En qué se parecen un profesor y un director de orquesta?

Por:  18 de febrero de 2013
Daniel Baremboim
Una de las mayores frustraciones de un profesor es comprobar cómo sus esfuerzos se estrellan contra una rica gama de actitudes que van de la flojera mental a la indiferencia, si no algo peor. No siempre es así, pero, cuando ocurre, es desesperante. Son situaciones que provocan sentimientos muy negativos y generan en las ganas de enseñar de cualquier profesor un desgaste cada vez más corrosivo.
A ello se suma el hecho de que a los profesores se les valora en general por los resultados de sus alumnos, más que por su trabajo propiamente dicho, si es que ambas cosas pudieran diferenciarse tan fácilmente. Eso provoca que un profesor pueda creer que desempeña su tarea bien, o incluso muy bien, pero, a la hora de la verdad, si sus alumnos no entran en el juego, se considera que ha hecho un mal trabajo. Aunque ya están acostumbrados, muchos docentes siguen resistiéndose a aceptar esa forma de evaluación indirecta.
Su tentación es pensar: “Enseño lo mejor que puedo, y el que no me siga, allá él. Yo he hecho mi trabajo”. O incluso: “Yo tengo mi dignidad y no me voy a matar por unos descarriados que no se merecen mi esfuerzo”. Es una manera de ver las cosas que puede llegar a comprenderse, pero es equivocada. Es necesario cambiar la perspectiva, y para ello resulta inspiradora la metáfora del director de orquesta.

Me apoyaré en un excelso pianista y director de orquesta: Daniel Barenboim. Este artista (nacido en Buenos Aires, y con una singularísima triple ciudadanía española, israelí y palestina), suele afirmar algo que debería mover a la reflexión a los profesores: el director de orquesta es el único músico sobre el escenario que no tiene contacto físico con ningún instrumento. Por lo tanto, tiene que sacar lo mejor de sí mismo sacando lo mejor de los músicos que tiene delante. Su esfuerzo no habrá valido la pena si no consigue ganarse a los integrantes de la orquesta y conducirlos hacia la idea que él tiene de esa obra en concreto (hacia la interpretación ideal de la Orquesta Sinfónica Celestial, como suele decir el maestro Enrique García Asensio para corregir a sus músicos cuando ensaya).
Enrique García AsensioLa única herramienta de ese singular músico sin instrumento es un sencillo palito de madera de abedul: la batuta. Con ella y con ese baile ante el atril que, visto desde lejos, podría calificarse de uno de los más ridículos jamás vistos, tiene que poner en juego todo el sentimiento artístico y la energía creativa de sus músicos para llegar a la cima: una belleza que solo se despliega cuando suena, no en la partitura.
(Permitidme intercalar aquí un pequeño paréntesis en homenaje al inspirador de la metáfora que a continuación desarrollo: disfrutad de Barenboim dirigiendo el Triple concierto de Beethoven, nada menos que con el violochelista Yo-Yo Ma y el violinista Itzhak Perlman (que padece poliomelitis), y él mismo al piano y a la dirección. Paradójicamente, justo en esta ocasión el director sí tiene contacto con un instrumento).
El hecho de que los alumnos que cualquier profesor tiene delante no sean profesionales retribuidos, ni expertos en la materia, ni personas ya maduras y con muchos ensayos encima, sino jóvenes inquietos, en busca de sí mismos, con cierto descontrol emocional, inexpertos en muchas materias y asistentes casi obligados a las clases, hace que las situaciones sean extraordinariamente diferentes. Pero, en mi opinión, eso no le quita ni un gramo de poder inspirador al pensamiento de Barenboim, siempre que se tome como una metáfora, y no como una descripción entomológica de la clase.
Si nos ponemos a pensar con cierta libertad en el papel ideal del profesor, ¿qué conclusiones prácticas cabe sacar de la idea del director de orquesta?
  1. El objetivo de un profesor no debería ser imponer orden y disciplina por sí mismos, sino conseguir un ambiente que favorezca las ganas de aprender y canalice el aprendizaje en sí mismo. Es mucho mejor una clase agitada, pero enfocada al aprendizaje, que una clase paralizada en la que cada mente está en lo suyo.
  2. Un profesor no está en clase para demostrar lo mucho que sabe, sino para conseguir que sus alumnos aprendan, sobre todo aquello que les creará una palanca para volver a aprender. Es como el director de orquesta: por muy clara que tenga en la cabeza la idea Concierto para violín y orquesta de Mendelssohn (otro regalo: no os perdáis a Janine Jansen con la BBC Simphony Orchestra), fracasaría si no conduce a los músicos hacia esa idea y hacia una mejora permanente.
  3. Un profesor no trabaja con contenidos, sino con personas que deben asimilar contenidos y proyectarlos hacia el futuro con el objetivo de sacar lo mejor de sí mismos, como los músicos de la orquesta.
  4. Un profesor no debe limitarse a lamentar que haya alumnos díscolos, sino que debe intentar insuflarles ganas de aprender. Es algo de extremada dificultad cuando hay muchos, pero es algo que va en el oficio. En eso hay que reconocer que la diferencia con el trabajo del director es sustancial.
  5. Un profesor no solo debe transmitir mecánicamente conocimientos, sinoinspirar la idea de que los conocimientos son enriquecedores personalmente. Habitualmente, el director no toca, hace que los músicos quieran tocar como él cree que deben hacerlo.
Todos sabemos que ningún director de orquesta es aclamado si los músicos que dirige no tocan bien. Así que, a semejanza de ello, es una buena idea que el profesor tenga siempre en mente cómo interpretaría laOrquesta Sinfónica Celestial la música de cada día en el aula. Es decir, no solo cómo lo hace él, no solo cómo enseña, sino qué tipo de relación con el aprendizaje quiere transmitir a sus alumnos para que estos aprendan. Es decir, qué consigue que consigan sus alumnos, no él. Exactamente como el director de orquesta. Ese que a veces es aplaudido por sus propios músicos.
Ojalá fuera así en el aula, aunque solo fuera con la mirada.

Fuente: http://blogs.elpais.com/ayuda-al-estudiante/2013/02/en-que-se-parecen-un-profesor-y-un-director-de-orquesta.html